martes, 22 de febrero de 2011

Sí, pero...con experiencia por favor.


27, 29 ó 37. Esos eran los números de autobús que me llevaban y me traían al centro. Los autobuses de Edimburgo son algunos al igual que los de Londres, de dos plantas. La cosa funciona así: si no tienes la tarjeta del bono mensual (unos 45 pounds), o el ticket del día (3 pounds) tienes que pagar en efectivo (importe exacto), al "autobusero" que no te da cambio. No obstante el sistema tiene truco: al entrar en el bus, existe una pequeña caja/hucha transparente cerra donde depositas las monedas (llámalo monedas, llámalo x), donde el conductor ve lo que has echado; ¿Qué pasa? Que si hay gente esperando en cola detrás tuya, obviamente no se va a parar a contar el número de monedas que has echado, aunque te pregunta/sugiere/reclama :
"You Know that it's 1,20 pounds", a lo que respondes, "Of course I know, it's exactly", pero como el autobusero tendría que pararse a abrir la hucha, y hay gente detrás esperando...; pues eso.

Ya acomodado en mi nuevo piso, seguía con la búsqueda de trabajo. Anna, mi compañera de china (y dueña del piso) me animaba bastante y me daba ideas por dónde buscar. Ella llevaba en Edimburgo 7 años, es un poco mayor que yo, estudió enfermería en China, pero con la cosa de homologaciones de título y papeleos, tenía que estudiar aún en Edimburgo. Trabajaba y a la vez estudiaba. Joan por su parte, era más pequeña, se había independizado con sus 18 años porque había decidido no seguir estudiando y trabajaba en una óptica como recepcionista. Una vez, ¡Me comprobaron la vista gratis y todo oye!

Al principio de mudarme, en esa semana me hicieron una visita una pareja de amigos españoles que conocí en Dinamarca, nos hizo un día de perros y apenas pudieron disfrutar de su estancia romántica a causa del tiempo, aunque me ayudaron bastante en lo que a la búsqueda de trabajo se refiere...

Es curioso que sea el que sea el trabajo que estés buscando, te pidan experiencia. Siempre; no obstante, yo me pregunto que alguna vez ell@s debieron empezar ¿No?. Como se suele decir, "nadie nace enseñao", pero me imagino que eso una vez que seas empresario se te olvidará, al igual a muchos mayores se les olvida que una vez ellos fueron niños...Yo, por suerte o por desgracia, no tenía mucha experiencia en lo que a la hostelería se refiere, pero estaba dispuesto a aprender y poner todo mi empeño, como el que más, vamos que, no se me iban a caer los anillos por fregar platos (más que na, porque no tengo, anillos), y estaba totalmente dispuesto a hacerlo. Pero claro, si no tienes experiencia chaval...

Harto ya de depender de esa experiencia que todo el mundo te pide, pero nadie está dispuesto a proporcionarte si ha de ser el primero en dártela, mentí. Mentí como cuando le dices al cura en tu primera comunión que tus pecados son "el decir palabrotas y el portarte mal en casa", mentí como cuando te propones quitarte del tabaco y luego no lo consigues (ojo, y no fumo), vamos, mi cv no era el de Ferran Adriá,
pero pensé que en igual que en Ratatouille cualquiera puede cocinar: tenía experiencia de camarero, ayudante de cocina o barman, en restaurantes de la Costa del Sol, Zaragoza o Granada.
¿Números de teléfono de referencia? Los de la pareja que me visitaron. Todo acordado, si os llaman, ya sabéis ¿Acaso iban a ir a España a comprobar si en realidad trabajé allí?No creo...

Realmente la única experiencia que tenía a algo parecido a camarero o barman fue cuando empecé a los 16 ó 17 años en la caseta de la Feria de San Miguel del Borriquillo y eventualmente... Sabía que no era una cuartada muy buena, pero tenía la excusa de decir que "España esto lo hacíamos de diferente forma...o se llama de forma distinta...", aunque me esforzaba al máximo por aprender y no tener que recurrir a eso.
A los 2 días me llamaron de la primera entrevista: en el restaurante El Barrio para poner copas a la noche, quedaron en llamarme, aunque no lo hicieron. Mala suerte. Seguí buscando.
El 8 de abril entré a un Café Nero, el que está en la esquina de Princess Street, a tomar café para descansar, cuando acabé de tomármelo pensé "Inchi y ¿Por qué no lo dejo aquí también?" me dirigí al chaval que atendía y le dije que si buscaban a alguien a lo que me contestó que se lo pasaría al manager, que casualmente estaba allí.
James, el manager, me acompañó a una mesita aparte y le echó un vistazo a mi cv y dijo en escocés acentuado:

- "Veo que tienes experiencia"
- "Sí, sí"
- "¿Sabes preparar cafés?"
- "Por supuesto"

Tenía que aferrarme a lo que fuese, y aunque tuviese que buscar un manual para cómo preparar un café americano, tenía que cogerlo. Me comentó que en breve un chaval que trabajaba allí se marcharía, por lo que necesitarían a alguien, así que al día siguiente iría a hacer una prueba y ver cómo me manejaba, cómo le caía al grupo y ya después veríamos.
Al día siguiente me presenté 10 minutos antes de la cita y empecé. Estuve todo el día fregando tazas, colocando y limpiando, colocando y limpiando. Así estuve durante la siguiente semana. Aprendí dónde estaba situado cada cosa y le caí bien a la gente. Lo había conseguido. Todo llega. ¡Tenia curro!


He de reconocer que más de una vez se me coló alguna que otra corona danesa sin querer que me habían sobrado de mi aventura en Dinamarca cuando cogía el N37 para volver en la noche a casa, o una moneda de 20 duros (muy parecidas a las libras) que me encontré una vez en un cajón en el trabajo...

jueves, 17 de febrero de 2011

BUSCANDO AL HOMBRE DEL CARTEL (PARTE 2)


Pasó la primera semana y seguía igual.
Ya no podía quedarme más tiempo en la residencia de mi amigo, por lo que me fui a un hostal del centro; en realidad estuve en dos; una noche en uno y el resto de la semana en otro. Realmente es a partir de entonces cuando empiezas a valorar unas cosas y otras. Durante la semana anterior, y aunque había salido a buscar piso y trabajo, mentalmente había estado "refugiado" en la residencia, es decir, tenía esa "comodidad", esa relativa "seguridad" o colchón que me proporcionaba el estar allí; creo que aún intentaba respirar algo del ambiente de aquella burbuja que me habían reventado hacía unos días como quién dice; realmente parte de mi cabeza estaba aún en aquella Erasmus que veía aún mía y no me resignaba a perder, no me centraba y es por ello que realmente no era consciente de lo que tenía por delante.

Pero claro, de eso no te das cuenta hasta que tienes que compartir habitación con otras 12 personas que no conoces de nada.
No es lo mismo parar unos días en un hostal como puedas hacer en viajes que sabes que tienen fecha de caducidad, a hacerlo sin saber la fecha exacta de salida. Empiezas a cansarte de hacer y deshacer maletas, de esconderlas debajo de la cama, de compartir aseos con personas de diferentes culturas, de no tener un enchufe libre para poder cargar el móvil. El no tener un sitio fijo y relativamente seguro para dejar tus cosas al final te afecta un poco, y, aunque conozcas a mucha gente y muchas historias, te dices que así no puedes durar mucho, que algo has de encontrar, y finalmente te mientes para auto-complacerte diciendote que algo saldrá.

Pero no sale nada y claro, al final: Te derrumbas.

Me acuerdo cuando llamé a casa cual niño de 7 años. Habían pasado 2 días desde que dejé la residencia. No quería continuar, tiraba la toalla.

..."Tú te pensabas que allí estaría un hombre con un cartel esperándote, que tendría un trabajo para tí"...

Me acababa de llevar un tortazo, y de los buenos. Abre los ojos flipao: el hombre de cartel no está, es más, hasta puede ser que no exista. No habían pasado ni dos semanas y estaba deseando volverme. Me ponía a la altura de los niños de papá que se cansan de su super-mega aventura en el extranjero, pero no les importa ya que papá está ahí para ayudarles, y estará para los sucesivos caprichos.
No obstante, menos mal que el mío me hizo la de "¿No querías sopa?, ¡Pues toma 3 cazos!", pero con buenas palabras claro:

"Ahora es cuando tienes que aguantar, sigue buscando, llevas allí dos días como quién dice, espera un poco y si ves que no sale nada pues te vuelves y ya está, no pasa ná, pero no tires la toalla a la primera de cambio"
Me acordé de otras palabras que me comentó una vez una profesora que tuve en Bachillerato: "Andrés, si otra persona lo ha logrado, ¿Por qué no vas a poder conseguirlo tú?",

y ¡Qué cojones!, ¡Pues claro joé!

Me puse de nuevo con la faena, echaba curriculums a diestro y siniestro mientras buscaba piso a escondidas en el Career Scotland sin que se dieran cuenta, a veces comía un fish & chips rápido en un parque con tal de aprovechar más el tiempo. En el segundo hostal a un chaval que trabajaba allí le daban alojamiento gratis a cambio de trabajar limpiando, aunque desgraciadamente no había trabajo para mí, ni en otros hostales. Me aconsejaron echar cv's en empresas ETT que solicitan trabajadores para caterings, etc. aunque nunca funcionó. Vi varios pisos, aunque el precio y las condiciones
no me convencían mucho, hasta que recibí un mensaje a través de la página gumtree, de la que sería mi futura compañera de piso Anna. Vi el piso y tanto la zona como las condiciones eran idóneas. Un bajo con dos jardines, uno compartido con los 3 vecinos y otro propio en el que ya me veía en plan dominguero total haciendo mis barbacoas y bebiendo mis cervezas, dormitorio amplio, cama doble, a 10 minutos en bus del centro... "I'll take it" le dije. Viviríamos Anna de China, Joan escocesa y unos meses más tarde llegaría Alison, también de allí. Era un jueves, y a partir de la semana siguiente ya no tendría que hacer y deshacer la maleta en al menos una temporada...

Recuerdo los últimos días que estuve en el hostal, un hostal que en realidad se había convertido en mi casa, con una familia un tanto rara: un dueño totalmente mafioso, el francés que me ayudó con las ETT, el escocés que trabajaba de limpiador y su novia granaina, los moros que compartían mi habitación y que roncaban más que yo (...a los escépticos: , es posible...), recuerdo como anécdota estar en la cocina común, terminar de skypear con mis padres, cuando se vuelven 2 gigantes rubias pecosas (del norte no, lo siguiente) y me dijeron en un argentino clarísimo: "¿De dónde sos vos?" .
¡Eran alemanas ! y habían estado un año y medio en Argentina en su año sabático, (mucha gente, el año antes de entrar a la universidad se toman este año "obligatorio" para conocer mundo, vivir nuevas experiencias, enriquecerse y orientarse un poco en su futuro, cosa que considero que debería hacerse obligatorio por aquí también).

Seguía sin trabajo, pero al menos ya tenía piso, 4 días habían pasado desde que salí de la residencia.
Miro por la ventana, las calles empiezan a cubrirse de blanco. Nieva...

La nieve mola. La nieve mola mucho.




lunes, 7 de febrero de 2011

BUSCANDO AL HOMBRE DEL CARTEL (PARTE 1)

- Taxidriver: Hello, where?
- Yo: To the Heriot Watt University please.
- Taxidriver: What?
- Yo: To the Heriot Watt University, please.
- Taxidriver: Cara rara, expresión de: ¿Qué coño me estás diciendo?, ¿Aonde dices?
- Yo: To the University please.
- Taxidriver: Ah! (¡Haberlo dicho antes hombre!), to the University?
- Yo: YES, the Heriot Watt please.
- Taxidriver: Misma expresión que la anterior...
- Yo: (...pfff...)

Finalmente le enseño escrito en el móvil el nombre de la Universidad "Heriot Watt", cuando él lo pronuncia con su cerrado acento escocés totalmente distinto a como yo lo había pronunciado.

Iba del aeropuerto a la universidad porque allí me encontraría con un amigo que me ofrecería refugio los primeros días de mi llegada. Él estaba allí estudiando un máster y nos conocíamos de haber sido compañeros de clase en Graná.

La Heriot Watt University es una de las cuatro prestigiosas universidades de Edimburgo. Está en las afueras de la ciudad y cuenta con un gran campus en el que puedes encontrar de todo. Realmente es como una mini-ciudad a las afueras de Edimburgo, en donde puedes desde ir a comprar al supermercado, echar unas cervezas, darte una vuelta por el césped y cruzarte con alguna ardilla, o hacer una barbacoa a las orillas del lago del campus. Está como a 20 minutos en bus hasta el centro de Edimburgo.

Llegué en mala época para mi amigo, que estaba totalmente volcado con los exámenes y entregas de trabajos del primer cuatrimestre, lo que me permitía ir un poco más independiente en cuanto a lo que buscar piso y echar cv's.
El segundo y el tercer día no puedo dormir en la residencia ya que mi amigo tenía visita, así que dejé allí la maleta grande y me fui con lo justo un par de noches a un hostal en el centro, así también me ahorraría los 20 minutos de ida y vuelta desde la universidad y podría aprovechar más el tiempo para la búsqueda.

En los hostales se conoce a mucha gente. Mil y una historias distintas que se juntan en la recepción, o en el comedor. Estando en el hostal conocí a un chaval francés que venía a hacer lo mismo que yo, pero él estaba en Glasgow; me llevaba bastante ventaja el muy gachón, pero gracias a él me enteré de la existencia del Career Scotland, un centro que ayuda y orienta a buscar trabajo a desempleados, (ojo, no que busque por tí) y de gumtree, un portal de internet para la búsqueda de pisos. Recuerdo otra noche de aquellas primeras en el hostal que conocí a un par de chicas de los EE.UU que estaban de visita por Europa en su "año sabático" y las pintas que echamos en el Three Sisters hablando de dónde veníamos y a dónde íbamos (sin imaginar que allí mismo sería donde viviría la final del Mundial de fútbol un par de meses más tarde...)

Bueno, necesitaba organización: Lo primero era estar localizable. Conseguir un número de teléfono y una dirección fija para poder actualizar mi cv. Un Samsumg barato de tarjeta pre-pago lebara y la dirección de la residencia de mi amigo (provisionalmente) fueron la solución.
El Career Scotland verdaderamente está bien montado. Por registrarte, te permitían imprimir unos 20 cv's al día, conectarte a internet para la búsqueda de trabajo, ayudarte a formalizar el currículo, orientarte por dónde empezar, o conocer la existencia del Insourance Number, una especie de número personal para cotizar y necesario para poder trabajar allí y todo absolutamente sin pagar ni un pound. Son deberes que deberías llevar hechos desde casa, pero como siempre, "se te olvidan"...

Ya tenía por dónde empezar. Tenía que ser rápido ya que sólo podía quedarme en la residencia un par de días más, después me buscaría un hostal hasta encontrar piso. Iba y venía todos los días a la residencia desde las 10 de la mañana hasta las 7 - 8 de la tarde. Andaba, y mucho; caminé tanto que, los últimos días se me hinchó tanto el pie que ni con la mejor crema comprada en un Boots se me bajó el hinchazón. Imprimía cv's en el Career, a la vez que buscaba piso..."lo siento pero éste es sitio para buscar trabajo, no piso. Como le vea conectado otra vez en gumtree tendrá que abandonar las instalaciones" me dijeron una vez. (¡¿Y qué más te dará a ti?!, ¡Funcionaria!)

Solicité mi Insourance Number y seguí buscando al hombre del cartelito con el trabajo que decía mi padre.



Gracias Álvaro.
Gracias Jose.


jueves, 3 de febrero de 2011

¿Capaz o incapaz?

El 20 de Febrero de 2010 me fui de Dinamarca. Llegas a tu casa y te sientes raro. "No es tu casa, o al menos, no como antes". Te das cuenta de que tu dormitorio se ha convertido en el de todos, abres los cajones y no reconoces qué hay en el interior: figuritas y adornos que antes no estaban, fotos del recuerdo, papeles, etc; parece la típica habitación de casa de tu abuela, cuando llegas y te dice: "Mira hijo, aquí dormía tu padre". Todo te molesta. No estás a gusto. No te entienden. La ciudad es pequeñísima. Tus amigos no llegan a comprender el por qué estás a todas horas contando anécdotas de esos 6 meses, por qué todo lo asemejas a cuando "éste o la otra le pasó esto en el viaje que hicisteis en..."; las redes sociales y skypes echan fuego esos días. Fotos. Fotos y más fotos. Tú has vuelto, pero tu mente aún no. Va a ser verdad esto de la enfermedad post-erasmus que dicen los franceses.

Aún sin vuelos pillados para Edimburgo, no hacía más que
darle vueltas a la fecha de salida: Sabía que debía de ser pronto, para no acomodarme a las comidas de mamá, pero no exactamente cuándo. Después de una semana arreglando papeleos con la (D)eficiente Universidad, me decidí y compré los billetes: Iría a Dinamarca unos días y desde allí volaría a Edimburgo (economicamente hablando salía por el mismo precio que un vuelo directo a Edimburgo, y además aprovechaba para volver a Horsens). Cuando se lo comuniqué a mi famila, recuerdo que mi madre decía "nene, espérate a que pase la Semana Santa y luego ya veremos..." (con la esperanza de que a mi se me bajasen los humos y cambiase de idea), o el mosqueo de mi padre: "¡A ver, a qué vas allí!", "Tú te piensas que habrá un tío allí cuando llegues que te diga, toma Andrés un trabajo". Yo le decía que no, que ya sabía que no, aunque no sé por qué, en el fondo pensaba que ese hombre sí estaría...

Cuánta razón tuvo mi padre...

Mis amigos me apoyaron. Algunos no llegaban a comprender por qué, ahora, habiendo acabado la carrera, prefería irme a quedarme en el pueblo y buscar un trabajo, es más, ¡irme para trabajar de lo que sea!, ¿en qué cabeza cabe?Yo me refugiaba en la excusa de perfeccionar el inglés (objetivo que cumplí a medias estando en Dinamarca), para vivir otra experiencia, conocer gente nueva, terminar de encontrarme a mí mismo (como dije en otro post), quería probarme a mí mismo, ver si de verdad podía responder ¡Capaz! a la pregunta: ¿Capaz o incapaz?

Así pues, después de 2 semanas de mi vuelta de Dinamarca, regresé. Me lié la manta a la cabeza. El 8 de Marzo me permitieron entrar de nuevo en "esa burbuja", aunque ahora era más consciente de que esa burbuja se pincharía en unos días.

El 17 de Marzo de 2010 me fui a Edimburgo. Llegué con JJ, un compañero de la erasmus, que estaría de visita durante unos días en la ciudad, él se cogió el bus que le llevaba al centro y nos despedimos. Allí estaba. Solo. Lo había hecho. Empezaba de nuevo y yo mismo me había propuesto cerrar la puerta a mis espaldas para no poder escapar. Sabía que era una cuenta atrás, el dinero era clave así que disponía de poco tiempo para encontrar al hombre del cartel.
Empecé a buscar.