domingo, 27 de marzo de 2011

FESTIVAL

Llega Agosto y con ello el Festival de Edimburgo. En realidad son tres los que se celebran: el de cine; el del desfile de bandas de gaitas, que se celebra en el patio del Castillo de Edimburgo y se agotan las entradas en Junio y "el de la calle", es decir: El International Film Festival , The Royal Edinburgh Military Tatoo y el Fringe Festival.
La ciudad se viste de gala y triplica su población durante el mes de Agosto. Caminar por la Royal Mile resulta casi imposible. Músicos, trovadores, magos, artistas y fantoches que se lanzan a la calle a la caza del desorientado turista. Los precios suben y la gente lo paga. Hay música en directo en todos los pubs de la ciudad, así como conciertos, actuaciones en las calles de todo tipo: magia, bailes, etc. Pintas de cerveza. Insomnio. Resacas. Ojeras. En la cafetería se notaba ya que era un no parar desde las 8 de la mañana, y si bien, aunque acabases cansado, a las seis y media de la tarde estabas fuera y te daba tiempo de sobra para tomar un par de pintas con los amigos y para ver alguna actuación, algunas gratis, otras no.
Recuerdo en especial un espectáculo llamado Tabu, que consistía en una especie de "circo" sin animales, pero en el que tú formabas parte; era dinámico, te hacían moverte de un sitio a otro y formabas parte de la actuación. Me recordaba mucho a los de la película Noviembre de Achero Mañas. Espectacular.

Por una parte estaba ilusionado por volverme a España, ver a mi famila y amigos, empezar en Madrid. El máster. "Una nueva meta vamos"; aunque por otra, no te negaré que costó hacerse a la idea de dejar la vida que llevaba allí. Amigos, trabajo, mi bici...

ROAD TRIP


A finales de Julio, unos amigos y yo hicimos un viaje a las Islas Skye de Escocia. Pedí unos días en el trabajo y nos alquilamos un Peugeot 107. Saco de dormir y tienda de campaña en mano, nos echamos a la carretera.

Una vez cruzado el puente de Skye que une la península escocesa con la isla, va cambiando el paisaje paulatinamente y al pasar Portree lo único que queda por delante es la carretera y verde, mucho verde. Acampamos donde queríamos ya que en Escocia está permitida la acampada libre, si bien ibamos por la carretera y se nos hacía de noche, echábamos el coche a un lado de la carretera y linternas en mano, montábamos las tiendas de campaña. Aún quiero hacer el esfuerzo de recordar el olor a barbacoa que desprendían las bandejas desechables que comprábamos...
De momento en nuestro país iban a permitir la acampada libre
, y si bien algunos podrán decir que no lo hacen debido a que España es una tierra más seca, por la situación geográfica, lo que implica un peligro de fuego (que estoy de acuerdo, ojo) yo quiero pensar también en una mala concienciación que tienen, (o debería decir tenemos) aquí en cuanto al medio ambiente se refiere.

Bordeamos la isla en el P107. Increible. Mágico. Castillos que se elevan en verdes colinas; Acantilados vertiginosos que rajan y dividen el verde paisaje del oscuro azul del Océano Atlántico; la carretera serpenteante en la que solo cabe un coche y cada "x millas" te encuentras un ensanche por si viene un coche de frente (más de una vez tuvimos que echar marcha atrás por algún autobús hasta encontrar el ensanche para que uno de los dos pasase); vacas peluas, con enormes cuernos que pastorean tranquilamente a tu lado, las nubes que bajan a ras del suelo e intentan jugar con los dormidos lagos escoceses, pueblos abandonados, naturaleza... Más de una vez nos perdimos. Una vez, con suerte, dimos con un matrimonio Australiano que iban en bici y viajaban de un lado a otro según nos dijeron (qué forma de plantearse la vida, qué envidia!) y nos orientaron, y otra también recuerdo que nos topamos con una anciana pareja que estaban viendo a través de unos telescopios ¡los delfines a lo lejos en el mar! Parecía de película poder ver asomar la aleta dorsal de los inteligentes mamíferos...
Una vez bordeada la isla y cruzado de nuevo el puente de Skye, atravesamos la península en dirección Stonehaven, justo debajo de Aberdeen, para ver el castillo de Dunnottar, una fortaleza en lo alto de un peñón rodeado por las embravedicas aguas del mar del Norte.

Con tales parajes te dan ganas de gritar ¡¡¡¡Libertaaaaaad!!!! como lo hizo Mel Gibson en Braveheart tú.











domingo, 13 de marzo de 2011

LOSE YOURSELF


Al principio de tener el curro no tenía las horas que deseaba, tenías el inconveniente de llegar muy muy justo a final de mes, pero la gran ventaja de disponer de mucho tiempo libre.

El tiempo cada vez mejoraba, y si bien alguna vez caía una chaparrá, ésta era ligera y de momento volvía el sol a intentar calentar nuestra blanca piel. Me negocié una bici que se convirtió en el medio que podía llevarme a cualquier sitio, tan sólo distante de unas cuantas pedaleadas de menos o más; me saqué mi carnet de la biblioteca de Edimburgo y sacaba libros que me entretenían de vez en cuando.

Escapadas al Jardín Botánico de Edimburgo, barbacoas y fútbol en los Meadows, subidas al Arthur Seat...;qué grande la barbacoa en el jardín de mi casa el día de mi cumpleaños. Sol, amigos, cerveza, chuletas...hasta el pesao hijo de vecino pidiendo cerveza acudió por allí.

Por otra parte, hay gente que no puede estar sola o no sabe. Tengo amigos que me dicen: es que no sirvo pa estar solo tío, me aburro, me desespero. Soledad. Tienen miedo a quedarse solos porque no saben cómo aprovechar ese tiempo. ¿Aburrimiento tal vez? Siempre hay algo qué hacer. Tenía un profesor que decía: "Lo peor que le puede pasar a alguien es decir que no tiene nada que hacer".
A ver, no hay que ser extremistas, por lo que no hay que extrapolarlo a ser huraños. A mí, como al que más, me gusta salir y disfrutar con los amigos. No obstante a veces hay que saber estar solo, ordenarse y organizarse, saber pensar (no demasiado, que se cría mala sangre, como diría mi madre). Pues eso. Un par de horas al sol sumergido en la lectura, con tu música de fondo, acompañado de tu inseparable bici NO TIENE PRECIO. (Te lo digo ahora, que vivo en Madrid)
Algunos pueden pensar: vaya amargao el tío este, pero que no se equivoquen, hice amistades buenísimas allí, de hecho, conecté mejor con algunas personas que con otras que he conocido de toda la vida. Se suele decir que no es más feliz el que más tiene, si no el que menos necesita:

Un libro, una cerveza, sol, césped, ¿Qué más se puede pedir?

Aparte de "lose myself", o perderme, organizaba con los colegas salidas y entradas. Tardes de Fifa con pizza y karaoke, salidas al Opium, The Hive... Un día hicimos una excursión a la isla de Cramond. Un camino la une con la costa, pero a partir de las 6 de la tarde queda sumergido por la marea que empieza a subir. Noveas, to guapo tú.

Yo que tú, me desintoxicaba de la ciudad de vez en cuando.

Lose yourself my friend =)



sábado, 5 de marzo de 2011

¿UN CAFÉ?

Hiya, what can I get for you?
Al principio costaba entenderse por el tema del acento escocés. Más de una vez los clientes no me entendían hablando, o yo a ellos cuando pedían, pero eran pacientes, y encima dejaban propina!

"Sit in" or "take away"?...Regular or grande size?...Espresso, single o double?. Café Latte. Capuccino. Americano. Mocha. "kill the bubbles!", Perfect "doam of foam" , "Gold ring", "Cinnamon on top?" ...

Muchos turistas, muchos clientes, en definitiva: mucha gente. Teníamos clientes fijos y nada más verlos entrar ya decías : "ahí viene el double espresso", o la "capuccino 1 shot". No te quedas con los nombres, de hecho a veces ni los sabes, pero todos los días hay tema de conversación. Recuerdo a la anciana de pelo blanco, gafas de sol y labios "rosa chicle" que todos los días dejaba propina, o al tartamudo que me pedía el White Chocolate Mocha. También me acuerdo de una que se reía como Pulgoso, el perro de los Autos Locos...
Llegaba gente de todas partes: Australia, EE.UU, Alemania, y cómo no españoles. Muchos españoles. Si ya de por sí dicen que de los medio millón de habitantes que tiene Edimburgo, unos 30.000 son españoles, a esos hay que sumarle los que van y vienen de visita. El sentimiento nacionalista se ensalza cuando uno está fuera de su país (sin connotación política); al principio sí que dices:"¡Inchi, un español!" que luego se transforma en un "otro español...más".

Un día nos llevaron a Glasgow para hacer un curso de formación y convivencia con gente de otras cafeterías de la empresa en todo el país (de momento van a hacer eso aquí en España, ¡En una cafetería!).
Al principio, hasta que mi jefe se aprendió mi nombre no veas, y es que cuando te presentas y dices "My name is Andrés", claro, si lo lees no cabe duda, pero cuando los que estamos debajo de despeñaperros decimos Andrés no suena igual: ¿André? - No ; ¿Andrea? - No; ¿Andreas? - Que noo; al final haces un esfuerzo sobrehumano y pronuncias tu nombre en un perfecto castellano (ojo, que no madrileño) y dices: "AndréSS" (coño!), (Y al día siguiente tienes agujetas en las mandíbulas de pronunciar "eses"). A los típicos olés, e hispanias, les seguían sus correspondientes piques escoceses-británicos...que se arreglaban después con una tortilla de patatas o unas buenas pintas de cerveza.

El olor del horno a las 7.30 de la mañana calentando los croissants y las cañas, las tiernas muffins de chocolate o mermelada, los paninis, los batidos cuando llegaba el buen tiempo, el aroma a café...El disco de música se repetía una y otra vez, cuyas canciones me sabía de memoria y ahora no soy capaz de recordar ni tan siguiera una melodía...