Más allá del rigor físico al que responde un día como este, la magia y el aurea de misticismo que lo envuelve se puede apreciar en la Sinagoga del Agua de Úbeda. El año pasado tuve el privilegio de asistir a tal evento, el cual recomiendo encarecidamente.
Por la orientación de la calle Roque Rojas y del edificio hacia el Este, cuando se abren las puertas de lo que en un momento fue la entrada a la Sinagoga, el sol pacientemente se va alineando con el vano de la entrada, y atravesando el testigo de vidrio ubicado en el forjado de la sinagoga, incide directamente sobre el ‘miqweh’, reflejándo los rayos de luz en el agua e iluminando toda la estancia. Mágico.
En los próximos días se repetirá la ocasión de presenciar tal evento.