sábado, 12 de noviembre de 2011

Estación Sur 1/2

Madrid: Estación Sur.
Voy leyendo Rebelión en la Granja, de George Orwell mientras escucho cualquier canción de Joaquín Sabina. Tomo asiento para iniciar la espera y en un acto inconsciente y totalmente inexplicable me llamas la atención.
Te miro.
Me miras.
Alternando la iniciativa nuestras miradas se cruzan una y otra vez en un acto reflejo, casi automático, secuencial, buscando un por qué a esa atracción inicial y espontánea.
Sonríes.
Sonrío.
¿Le digo algo? No, no. ¿Estoy loco? ¿Y si son suposiciones mías? No. Me está mirando, a mí.
Venga, díle algo. El pulso se acelera.
Pero no. Cobardemente me sigo preguntando si hacer algo y siento cómo la voz de Joaquín Sabina me golpea en la nuca en un plano secundario al sonido de mis pulsaciones y al de mi voz interior.
De repente, te levantas.
Está todo perdido.
Me sonríes.
Nos saludamos.
Te vas.
Tenía que haberte dicho algo, pensé.
Amago la cabeza e intento autoengañarme con que todo fue fruto de imaginación. Que quizás hubiera tenido algo en mi cara y por eso te reías. Así no se conoce la gente, la vida no es una película.
Me tocan en el hombro. Me giro.
Con Sabina aun de fondo, te veo nerviosa dirigiéndote a mi y extendiéndome con tu mano una nota. No consigo acoplar lo que gesticulas con lo que me susurra la voz del cantante.
Me quito los cascos, devolviéndome al instante al ruidoso microcosmos de la Estación Sur.

- "¡Toma que me tengo que ir, pierdo el autobús!"

Acepto la nota aún estupefacto. La abro.
Me giro para contestarte y no estás.
Alterado, sonrío nervioso, aún sin encajar la situación que acababa de suceder, mirando a un lado y a otro.

La gente sigue en su ruido particular.
Yo, cierro el libro.

2 comentarios:

Pierlu dijo...

Me alegro de que ella no fuese tan cobarde como tú.
Aunque te entiendo perfectamente.

Sensacionalmente delicioso, Andrés.

20 dijo...

¿Que ponía en la nota?