jueves, 30 de agosto de 2012

2003-2012. LA LISTA DE LA COMPRA 1/2

No me llames iluso, porque tenga una ilusión...o al menos eso decía la canción de La Cabra Mecánica allá por el verano de 2003 en su 'bonus track' del disco 'Ni Jaulas, Ni peceras' a través de la vieja radio de la alfarería. 

     Dos mil tres. Nueve años desde entonces. Nueve. ¡Cuán diferentes éramos y eran las cosas por entonces! No teníamos crisis, las constructoras y los empresarios se frotaban las manos por los años venideros. Los bares y tabernas del país aún te regalaban el olor del tabaco impregnado además del de sus fritangas pues quedaban tres años para que se diera el primer paso hacia la ley antitabaco. Con dieciséis años yo estudiaba Bachillerato en los Cerros, mientras que el verano lo echaba lavando coches en el 'Lavadero de Carrascosa' y trabajando en la Alfarería de Paco Tito en la calle Valencia o calle 'de los alfareros' para sacarme un dineriyo extra.

     Dos mil tres. Vivíamos sin Facebooks, sin Tuentis,  sin actualizaciones de estado y sin re-twittear videos a nuestros amigos. Vivíamos sin móvil y nos llamábamos. Vivíamos sin mensajes, y nos escribíamos (y correctamente). No sabíamos lo que era un emoticono, un smiles, ni un meme.  Eso del 3D en la televisión o de las pantallas táctiles sólo se había visto un año antes en la película de Steven Spielberg, Minority Report. No teníamos e-books y el best seller de por entonces, 'El Código da Vinci' de Dawn Brown se vendía en formato papel como los churros y las porras de un sábado por la mañana.

¡Y qué bien se vivía oye!

     Dos mil tres. Arnold Schwarzenegger, el de 'Terminator' se convertía en el gobernador del estado de California de los EE.UU y también ese año se lanzó la sonda europea a Marte, la denominada Mars Express. Por entonces Black Eyed Peas era número uno con su 'Where is the love?' ¡Si nos hubiesen dicho que tan sólo 9 años después tendríamos a uno de los cantantes de este grupo estrenando una canción en el planeta rojo, a más de 100 millones de kilómetros de la Tierra a través de la sonda Curiosity! En España, a principios de año aún llegaban restos de fuel del Prestige a las costas Gallegas, y un joven Asturiano escribía la primera letra con mayúscula de la historia española en la Fórmula 1 al conseguir su primera Pole Position en el GP de Hugría, dominada hasta entonces por el alemán Michael Schumacher. Lance Armstrong obtenía su quinto Tour de Francia consecutivo sin sospechar que su esfuerzo se vería frustrado nueve años después. Dos años llevaba jugando en el Atleti un niño que en un futuro nos daría una Eurocopa. Dos mil tres. El año del Centenario del Atlético de Madrid. En los cines veíamos acabar la trilogía de Matrix, Uma Thurman y John Travolta nos bailaban en el primer volumen de Kill Bill de Tarantino, Tim Burton nos regalaba Big Fish y todos los niños del mundo querían tener un pez payaso al ver Buscando a Nemo. Copito de Nieve y la oveja Dolly, nos abandonaban.

     Dos mil tres. No había planes. No había 'lista de la compra', lista de cosas por hacer. Era tiempo de las primeras veces de todo; primeras salidas, primeras resacas, primeras liadas... Largas caminatas de ida y vuelta. Los años y con ellos el lento tiempo que se medía de Septiembres a Junios y las vacaciones cuanto más, eran los viajes organizados por las asociaciones de vecinos a las playas de Almería.

     Dos mil tres. Una calurosa tarde de Julio se me caía la fría gota de sudor por la frente en la cantina de la alfarería mientras en cuclillas colocaba 'estudiantes', 'alcuzas', 'porrones', 'incensarios' y demás cacharros en la estantería, cuando escuchaba por la vieja radio de Paco que la UNESCO había declarado a Úbeda y Baeza conjunto Patrimonio de la Humanidad. No era realmente consciente de la importancia y de la repercusión que tenía la noticia entonces, y ni mucho menos imaginaba el interés que tendría la misma a día de hoy para mi...; por aquel tiempo aún veía la Universidad de lejos, y a los pocos que oía de irse al extranjero con unas becas llamadas Erasmus o Leonardo en el infinito; para mí eran unos superdotados y además, "¿Para qué irse?, ¿Para qué salir? Con lo bien que se está aquí..."; Era algo que simplemente estaba lejos de mi alcance...o al menos eso creía y así me autoconvencía. Ahora nueve años después, no llega el tiempo en el que no esté pensando en realizar el próximo viaje, y cuantas más horas de carretera o tren, para leer, escribir, o simplemente disfrutar del paisaje, mejor.  Por estadística, a mayor número de personas conocidas, mayor serán los distintos puntos de vista sobre un tema o mejor dicho, sobre el tema, ¿No? En tanto que mayor sea el choque cultural al lugar visitado, mayor será el beneficio personal obtenido

     Dos mil doce. Hay lista de la compra. 
¿Y tú, tienes tu lista?

2 comentarios:

caterina dijo...

Nueve años y no sé porqué parece más lejos. Con el tiempo uno/a se da cuenta de que no cualquier tiempo pasado fue mejor necesariamente, aunque sí muchos recuerdos nos llenan de nostalgia. Fantàstica Big Fish! En el presente está claro que no todo se hacía correctamente (boom de la construcción, por ejemplo) y en cambio hemos mejorado otras como la ley antitabaco. Qué maravilla llegar a las tantas de la madrugada a casa y no oler a humo! Pero creo que lo importante es mirar dentro de nosotros, ver la de cosas que hemos llegado a hacer cuando en su momento eran impensables. Y darnos cuenta, sobretodo (y en el caso que haya sido así) de como hemos mejorado y que siempre hay muchas cosas de las que debemos aprender. Ya se sabe, nunca digas nunca!

Andres dijo...

Y darnos cuenta, sobretodo, de cómo hemos mejorado. Que siempre hay muchas cosas que quedan por aprender.
Gràcies Caterina.