domingo, 14 de noviembre de 2010

BICIS, BICIS Y MÁS BICIS



En 6 meses en Dinamarca he cogido la bici más que en toda mi vida. ezo e azí.
Las bicis (hablo en plural) te las puedes comprar, o te las puedes negociar; la mayoría de la gente, perdón: los españoles negociábamos. Te impacta un poco al principio no ver muchos coches por las calles, y ver a mujeres con una máquina que se asemeja a una bici pero con un cajón donde puede llevar a sus hijos o las bolsas de la compra (según convenga), o a personas de 60 años montando en bici. Una vez, al poco de llegar, dábamos una vuelta por los alrededores de la ciudad y nos enganchamos a una mujer de unos sesenta y pocos que nos llevó en ruta pa dar un paseiyo. 20 km. Veinte kilómetros, que para un ciclista preparado, o un simple aficionado que practique de vez en cuando no será nada, pero para nosotros sin duda que lo fue.
Eso de que cuando te compras un coche y si tienes que ir a comprar una bolsa de pipas vas en coche, (aunque esté al lado), también pasa con las bicis; intentas hacer equilibrio para llevar las bolsas de la compra (además de mochila petada a la espalda) en el manillar (si no tienes cesta), al principio cuesta, pero se le coge el truco. Teníamos un parking de bicis en la residencia, que a veces hacía las de taller, fue tal el aforo de bicis en el aparcamiento que nos hicieron poner una pegatina para identificar nuestras bicis y vino un camión un día a llevarse el resto. Dos viajes de remolquillo para llevarse todas las bicis. No digo ná.
Éramos como niños de 12 años con las bicis. Disfrutábamos. A veces la policía te paraba y te decía que sin luces no se podía conducir. Cuando se daban la vuelta, montabas, ¡Y podías, toma!. Excursiones a través del bosque, alrededor del lago que había detrás de la estación de tren, hacia la playa verde (completamente blanca en un par de meses), viajes a -15ºC hacia la universidad y con el viento en contra, salidas de cadena, candados, manos negras con grasa, caídas, cardenales, heridas, costras, puntos en la barbilla, más caidas, y es que como dicen si bebes, no conduzcas.

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