jueves, 25 de noviembre de 2010

EL RELOJ



El desajuste del reloj biológico los primeros días puede ser peligroso. Al hecho de acostarse tarde por fiestas (por estudiar, si eres tú mamá la que lee), había que sumarle la irregularidad de las comidas, la luz y el frío. En la época de nieve (Octubre-Abril), (Allí creo que sólo tienen dos estaciones del año: invierno y primavera), llegan al punto de tener 3 ó 4 horas al día de luz del solar, [cuando se lo dije a mi cuñao, me dijo que si después de comer nos acostábamos hasta el día siguiente], y la verdad es que te acostumbras a vivir de noche. Es diferente, te acostumbras a la luz eléctrica, los neones, las pupilas dilatadas, las sombras, el brillo de los ojos de los animales...
Había veces que si te ibas a dormir tarde, al despertar era de noche otra vez, y sí, conozco a algunos que no vieron la luz del sol en al menos un mes...
Sin embargo, cuando la nieve se empieza a ir, es justo lo contrario, son las 4 de la mañana y el día tiene la misma claridad que si fuesen las 3 de la tarde; el sol nunca se pone, resulta extraño ver cómo hace el intento de ocultarse en su totalidad y siempre se puede ver esos últimos rayos más débiles aún en el horizonte cuando empieza a despertar otra vez. Antifaces negros eran algunas alternativas a esa ceguera blanca que te impedía irte a la cama a las 3.30 de la mañana, ya que las persianas tipo oficina cutre no eran capaz de cumplir con su objetivo.

Desajuste del reloj biológico porque nunca terminabas de acostumbrarte a comer a las 12.00 del medio día en la universidad, no había alternativa, o comías a las 12 en los comedores, o si llegabas a las 3 cuando los cerraban, por pena, a lo mejor quedaba algún hueso sin roer, y te lo vendían a mitad de precio... Ésto pasó los primeros días, a la semana, los españoles tirábamos de nuestro amigo tupperware, aunque a eso de las 5, el café venía con pastas, bizcochos y galletas danesas para reponer fuerzas...
A las clásicas pizzas, pastas y hornopapas, hay que sumarle Paellas Valencianas, Ensaimadas de Mallorca, Tortillas y Pinchos Vascos, Pantumacas Catalanas, Aceites Extremeños, Morcillas y Molletes Andaluces, Embutido de la Capital, vamos, que nos apañábamos bien...

Desajuste del reloj, por el frío. Sólo cuando hicimos el viaje del Atumn Break pasé más frio. Ir a Copenhague y ver que el termómetro que hay en Rådhuspladsen marca de -30º a + 30º y señala -10º es un hecho. Se puede vivir a -15º durante dos semanas, apenas permaneciendo en la calle lo justo y necesario para ir y venir a la universidad (aunque se te quede congelada la perilla por el camino) , y es que la nieve mola.

La nieve mola mucho. Guerras de nieve, trincheras, escondites, estrategias, bolazos, ángeles y demonios estampados en el manto blanco, muñecos que se abrigan con nuestras ropas y que se ríen de ti mientras pasas frío, mares congelados, andar, correr, saltar de un bloque de hielo a otro jugando a mantener el equilibrio; bufandas, orejeras, gorros, guantes y manoplas...
Aún así, cuando llegó Abril y la nieve se fue, nadie la echó de menos...

1 comentario:

Andres dijo...

Venga Portillo, Molletes Antequeranos, que sé que en Úbeda no hay...