domingo, 14 de noviembre de 2010

PRIMER CONTACTO


Llegamos al aeropuerto de Billund. Es curioso lo del país nuevo: Dinamarca. A la mayoría de las personas les dices que piensen en un país que empiece por la letra "D" y casi todos te dirán éste, aunque luego no sepan absolutamente nada de el, ni siquiera situarlo en el mapa. (No te engaño, yo al principio tampoco sabía), un país de gente educada, limpio, con calidad de vida (discutible) y caro (no tanto para ellos).

El autobús nos dejó a las afueras de la ciudad a la que íbamos: Horsens. A día de hoy y después de haber vivido allí 6 meses, aún no sé exactamente dónde nos dejó el autobusero, aunque después de preguntar a 2 ó 3 (Aún no me he actualizado ante la última revisión de la RAE, lo siento) individuos en un inglés chapurreado a nivel de yes very well fandango no, lo siguiente, nos tropezamos con nuestra residencia. Allí estaban en el patio 3 ó 4 (insisto en la ó) chavales para darnos la llave de la habitación, y nos ofrecen una cerveza caliente. Caliente. Les dices que tú siempre te la bebes fresquitas, aunque al final aceptas porque vienes sediento del paseo desde el autobús a la residencia, te prometes a ti mismo que será la primera y la última cerveza caliente (¡Ja!)

Te vas de Erasmus y dices que tú no te vas a juntar con los españoles, para así mejorar tu nivel de inglés (Muy bueno, por cierto, después de tirarte 7 años estudiando el verbo To be desde la EGB hasta Bachillerato, ah y en la Universidad); bueno, eso, te lo propones (¡Ja, ja!) y aunque las clases las des en inglés con los profesores, tengas compañeros para hablar en inglés..., y conozcas y hables con franceses, italianos, polacos, etc, al final acabas la mayoría del tiempo con los de casa. Los días pasan volando, poco a poco vas conociendo a la gente, al principio se confunden nombres, pero con el tiempo y las fiestas se soluciona el problema.


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